ANTONIO SOTO

«AUNQUE ES DE NOCHE»

Antonio Soto Alcón, artista multidisciplinar: pintor, poeta, ilustrador, muralista, narrador…, a lo largo de su trayectoria ha expuesto su obra tanto en ciudades españolas como en el extranjero, recibiendo en 2005 el premio como Pintor Europeo por el conjunto de su obra.

Premio que concede el Parlamento Europeo al artista elegido por diferentes críticos de arte de Europa. En esta obra que trae a la sala Ángel Imbernón nos muestra su lado más espiritual en una serie de cuadros cuyo título AUNQUE ES DE NOCHE hace referencia a uno de los más grandes poetas que ha dado la humanidad, San Juan de la Cruz, cumbre de la poesía mística de todos los tiempos.

ANTONIO SOTO ALCÓN

LA PINTURA COMO ASCESIS

Antonio Soto Alcón pertenece a esa rara especie de individuos polímatas –es pintor, ceramista, escultor, poeta, novelista- que abarca con solvencia diversos campos de la expresión. Su flexibilidad expresiva es directamente proporcional a su coherencia artística y a un incansable deseo por la exploración del lenguaje que no parece tener fin. Para su exposición en el Museo Cristo de la Sangre, Antonio Soto ha reunido una colección de pinturas que, bajo el título de Aunque es de noche, se sumerge en el insondable universo poético y espiritual de San Juan de la Cruz. De hecho, “Aunque sea de noche” es el título de uno de los más bellos poemas del místico de Fontiveros, en el que el elemento central es precisamente el de la experiencia de la noche. Para San Juan de la Cruz, la noche es ese mundo de sentidos que el alma debe atravesar a modo de purificación para poder gozar de la unión con Dios. La noche, por tanto, se distingue como un marco de introspección marcado por dos aspectos fundamentales: el de la accesis –es decir: el conjunto de reglas y prácticas encaminadas a la liberación del espíritu-; y de la desnudez espiritual.

Estos dos elementos son precisamente en los que Antonio Soto fundamenta las obras que conforman la presente muestra. A partir de un conocimiento privilegiado de las diferentes corrientes abstractas que han surcado el arte desde las vanguardias hasta la actualidad, el autor ha realizado una serie de trabajos que destacan y sobrecogen por su elegante economía de medios. Las pinturas que integran Aunque es de noche constituyen una síntesis de registros lingüísticos provenientes del Suprematismo, la abstracción lírica y el Neoexpresionismo. La reducción cromática al negro, gris y blanco se conjuga con una estructura de representación que, en una gran parte de las obras, deriva del vocabulario plástico de Malevich: cuadrados, cruces y rectángulos. No hay que olvidar, a este respecto, que, para Malevich, el cuadrado constituía la imagen de una nueva religión, una suerte de presencia divina que continuaba la tradición de los iconos rusos. Mediante diferentes fórmulas de evolución –rotación, yuxtaposición, alargamiento-, el cuadrado siempre se encontraba en la raíz de todas las figuras geométricas; algo a lo que Antonio Soto ha permanecido fiel en su interpretación del universo suprematista.

Junto con estas obras asignables al ámbito de la abstracción geométrica, Aunque es de noche presenta otras piezas en las que el ejercicio gestual se despliega en un brillante equilibrio de fulgor y austeridad. De hecho, en su conjunto, la totalidad de las obras que integran esta muestra expresan los dos estados del alma que interactúan durante la accesis: el reposo o ensimismamiento y la acción o expansión. Cuadro tras cuadro, Antonio Soto construye este particular itinerario por la noche, en el que la pintura se desvela como una turbadora preparación espiritual. Y este es uno de los grandes méritos del artista: convertir la reflexión sobre el ontos de la pintura -¿qué es la pintura?- en una exploración de su propio ser o esencia -¿quién o qué es el yo?-. Como se evidencia en este conjunto de obras, para Antonio Soto la pintura constituye un proceso de desnudamiento en el que, en última instancia, ya no queda sino lo mínimo imprescindible. En sus obras, la ausencia –lo despojado- llega a adquirir una importancia tan grande como la presencia –lo retenido-. Lo que es se recorta contra lo que no es, dejando así a la pintura expresada en su contorno más esencial e intenso.

Pedro Alberto Cruz Sánchez