AUDITE ERGO SUM

En 1951, John Cage visitó la cámara anecoica de la Harvard University. Conformada por seis paredes de un material especial que impedía la generación de ecos, Cage se adentró en este espacio sordo y, para su sorpresa, escuchó dos so-nidos: uno agudo y otro grave. «Cuando los describí al ingeniero encargado –recuerda Cage–, me explicó que el agudo era mi sistema nervioso en funcionamiento; el grave, mi sangre circulando. Hasta que muera habrá sonidos». En su búsqueda de un silencio absoluto, el individuo que se adentraba en este espacio llegaba a un punto irreductible: el sonido involuntario producido por el simple hecho de estar vivo. La sangre fluyendo es la metáfora y el hecho mismo de la vida; algo que conecta con el titular de esta archicofradía, el Cristo de la Sangre, fuente de vida y del silencio imposible.

“Audite ergo sum” (“Escucho luego existo”) es el proyecto que el Museo Cristo de la Sangre presenta para el Día de los Museos. La colección permanente del Museo permanecerá iluminada todo el día a través de velas, y una instalación sonora en la que se escuchará el fluir de la sangre por el cuerpo humana permitirá al espectador escuchar la razón de su propia condición de estar vivo.

Proyecto y comisariado: Cintia Gutiérrez Reyes (Profesora de Bellas Artes de la Universidad de Málaga).