SANTÍSIMO CRISTO DE LA SANGRE (1693)

Autor: Nicolás de Bussy Mignan. ( Estrasburgo, h. 1650 – Valencia,1706).

Ubicado en su capilla dónde recibe culto, en el interior de la Iglesia de Nuestra Señora del Carmen.

– Madera de ciprés policromada. Tamaño algo menor del natural. Peso Cristo: 35 Kg. Peso ángel-niño: 3´4 Kg. Dimensiones Cristo: 1´65 x 0´90 x 0´55 mts.

Esta obra maestra de gran simbolismo está inspirada en el Lagar Místico, siendo ésta la primera vez que se representa en escultura; dónde Jesús está crucificado sólo de las manos soportando el peso de cruz sobre sus espaldas, mientras los pies taladrados están desclavados en actitud de pisar las uvas en el Lagar, al tiempo que vierte su Sangre Redentora que brota del costado y recoge un ángel-niño en un cáliz. La anatomía de ambas esculturas es precisa y delicada, y sus rostros expresan ese gran dolor, compasión y entrega, que invitan a la reflexión.

Sin embargo, la iconografía original varió sensiblemente tras las terribles consecuencias de la Guerra Civil, en la que la imagen de Jesús resultó decapitada, y su cuerpo quedó esparcido en numerosos trozos que hubo que recomponer; al igual que se perdieron los restantes cuatro angelitos que portaban sendos cálices, el trono y la artística cruz. Pero, por otro lado, es necesario señalar que se encontró en el interior del costado una bellísima y emotiva cédula escrita por el escultor que plasma su personalidad y carácter ascético, así cómo sus definidos fines en la ejecución de sus obras.

Santísimo Cristo de la Sangre. Obra maestra de Nicolás de Bussy, en el año 1693, por la que cobró doscientos cincuenta reales de a ocho de plata vieja. Es el titular de la Archicofradía y representación plástica del simbólico “Lagar místico”, dónde Jesucristo vierte la Sangre redentora procedente de sus llagas, sobre la que pisa, mientras un ángel-niño recoge en un cáliz la que brota del costado. La anatomía de Cristo es precisa y delicada, y su rostro expresa profundo dolor y entrega. La talla constituye un hito en la representación escultórica de esta iconografía. La imagen de Jesucristo, seriamente dañada durante la Guerra Civil, fue restaurada en profundidad por el escultor José Sánchez Lozano. Durante el proceso, se encontró en su interior una cédula escrita por Nicolás de Bussy, en la que el artista plasma su fuerte personalidad y carácter ascético, así como sus propósitos en la ejecución de las obras, con las que intentaba avivar la fe y piedad de los fieles. En 2011, dentro de los actos conmemorativos del VI Centenario de la Archicofradía, estrena un espléndido trono barroco y dorado realizado en los talleres sevillanos de Caballero Farfán y dorado por ABEL Y JUSTI DORADORES, que sustituye al estrenado en 1942, obra de José María Gómez Sandoval. Portan el paso veinticuatro nazarenos-estantes, los únicos de la procesión que no llevan caramelos junto con los regidores y penitentes de la Hermandad de Promesas, que precede al paso. Escoltan al Titular de la Archicofradía cuatro policías municipales en uniforme de gala. Tras el trono, el Palio de Respeto, de seis varales.