«LA FUENTE»
SANTIAGO YDÁÑEZ EN EL MUSEO CRISTO DE LA SANGRE
Esta es una exposición compuesta por cuatro dibujos y una escultura, obra de Santiago Ydáñez. Es el fruto de casi una década de trabajo en torno al Cristo de la Sangre de Nicolás de Bussy, titular de la Archicofradía. Los dibujos son los estudios con los que se configura el estudio anatómico de la talla, una introducción a la obra definitiva que se exhibe frente a la imagen de Bussy.
Es muy fácil fracasar cuando un artista vivo se enfrenta a una obra genial del pasado. Las opciones son varias, pero suele primar la imitación servil o el homenaje. Ambas líneas de trabajo acaban normalmente en obras sumarias que se limitan a ser una nota al pie en la historia del arte. Un buen ejemplo es la talla barroca policromada, que con la excepción de Juan González Moreno, ha perpetuado la imagen salzillesca hasta la saciedad. La imaginería de los siglos XVII y XVIII en el antiguo Reino de Murcia es esplendorosa, sincrética y a la vez personal, fruto de una cultura de cruce ancestral entre Italia, África y el norte de Europa. El Cristo es un producto especialmente singular dentro de esta construcción cultural desbordantemente rica que es el barroco murciano.
Durante esta década Santiago Ydáñez ha trabajado sobre la imagen. Esa idea, tan dilatada en el tiempo, es un tour de force en el que el artista se enfrenta a una obra en proceso constante. A las fases lógicas de una talla en madera policromada le suceden las variaciones en la policromía o en los elementos accesorios. Se aleja y vuelve a la obra, fuerza la imagen al límite de sus posibilidades físicas, construyendo el propio cuerpo en la cruz que acompaña a la talla barroca, incidiendo en la singularidad de la sangre que emana del costado, la de la vieja iconografía del Cristo que pisa la uva, el cristo místico del lagar. Ydáñez lo representa como la fuente que es y la vertical descrita por la sangre es el eje de la obra, siendo el elemento más sencillo en términos de elaboración.
Cristo como fuente, de cuyo pecho emana la sangre como un rio. El sentido místico de la vieja talla llega al siglo XXI revisitado por un artista que ha huido de la imitación y del homenaje, que no se ha atenido a preceptos ni reglas para mostrar una de las visiones más personales de la imagen religiosa contemporánea, generando una obra de enorme relevancia en el arte actual tanto por su calidad como por su rareza.
Nacho Ruíz
Comisario de la Exposición